PRIMERAS CULTURAS
Los descubrimientos realizados en el centro de Turquía sugieren que ha estado habitada desde el 8º milenio a.C. con asentamientos que se consideran de los más antiguos del mundo. Los descubrimientos más primitivos, hallados en la provincia de Antalya y otros superficiales de las regiones de Ankara y Hatay, prueban que Anatolia estaba habitada en el Paleolítico. Otros descubrimientos más extensos se remontan al Neolítico.
La influencia oriental provocó la entrada del sureste de Anatolia en el Calcolítico; existen aspectos compartidos desde la Alta Mesopotamia y el norte de Siria hasta el este de Anatolia.
Durante la Edad de Bronce del 3º milenio hubo un auge de las dinastías locales y las comunidades que vivían en asentamientos fortificados se repartieron los terrenos existentes.
En las costas meridionales y occidentales, el comercio adquiría una importancia cada vez mayor al igual que la pirateria llevada a cabo por los soberanos locales. Troya a orillas del mar Egeo, tenía contactos comerciales con las islas del Egeo y con Grecia, y con otros soberanos anatolios en la región suroriental, en lo que hoy es Tarso y Mersin.
Las etapas media y tardía de la Edad Bronce, en el 2º milenio a.C. se iniciaron con un periodo de destrucción y turbulencias, del que surgió una raza conocida como los Hatti en Anatolia Central. Más adelante sus tradiciones y su cultura serian asimiladas por los hititas. Fue una época de relaciones comerciales muy organizadas y regulares. Sus meticulosos documentos han sido descubiertos en numerosos lugares, incluido en Karum, cerca de Kanes. ( La Kültepe moderna )
Los Hititas: Tal vez la primera civilización importante que surgió en Anatolia fuera la de los Hititas. Parece que aparecieron en el año 2000 a.C. ocupando el territorio de los Hatti, pero se calcula que su así llamado ‘ Reino Antiguo ‘ fue fundado por el rey Labarnas entre los años 1700 y 1600 a.C. La capital de Hattuþaþ fue creada por Hattuþil I, su hijo y sucesor, y no dejó de ser un poder a tener en cuenta hasta el 1200 a.C.
Hattuþaþ era una ciudad inmensa para su época y estaba rodeada por un muro de 6km de longitud. Los reyes residían en una ciudadela fortificada situada encima de una roca que daba a un desfiladero, al norte de la ciudad.
Yazýlýkaya: Los hititas también son conocidos por el carácter humanitario de su Constitución y su religión y por un elevado sentido de la ética. Antes que la guerra, preferían la diplomacia que solía consolidarse a través de las bodas reales. Una reina reinaba en igualdad con su esposo, y los prisioneros de guerra no eran cruelmente torturados como en el resto de Oriente Medio. Tanto las bibliotecas como los archivos y la burocracia ocupaban un lugar en la sociedad hitita y los soberanos no eran despóticos sino que estaban sujetos a una Constitución, al igual que sus súbditos. La dinastía del Reino Antiguo duró varias generaciones antes de resultar dividida, aparentemente por luchas sucesorias: Después de un intervalo confuso, el Estado fue restablecido como el imperio Hitita por Tudhaliya II, alrededor de 1430 a.C. Para está época un poder rival había surgido en la Alta Mesopotamia. Los mitanni, gobernados por una dinastía indoeuropa, eran fundamentalmente hurrianos de Anatolia Oriental.
Al mando de Muvatalis, los hititas confirmaron su poderio militar en la batalla de Kades (1290 a.c.) en la que derrotaron a los egipcios al mando de Ramses II. Después de la batalla, la amistad entre ambas dinastías se consolidó gracias a la división de Siria y la boda de Ramsés II con la hija de Hattusýl III, otro soberano hitita, en 1250 a.C. Sin embargo lo que supuso una amenaza auténtica para ambos fue la llegada de los ‘Pueblos del Mar’: Unos primitivos comerciantes de la Edad del Hierro, oriundos de los archipiélagos griegos y el continente, que tendría amplias repercusiones y acabaría con la destrucción total del antiguo régimen.
En el Mediterráneo suroriental, el país hitita originalmente conocido como Cilicia fue ocupado por los hurrianos y pasó a llamarse Kizzuvadna.
Los troyanos del segundo milenio rivalizaron con los griegos en el Egeo y en última instancia, Troya fue saqueada por los griegos alrededor del 1200 a.C. durante la guerra de Troya, aproximadamente en la misma época en la que el Imperio Hitita acabó por derrumbarse.
La era Neohitita: A medida que Anatolia entraba en una prolongada edad de las tinieblas cultural, la capital hitita y otros centros gobernados por los hititas fueron atacados e incendiados.
Los hititas sobrevivientes y sus aliados anatolios fundaron pequeñas ciudades-estado en el sureste, y estos centros neohititas, como por ejemplo Malatya, Sakça Gözü y Karatepe, lograron salvar algunos elementos de la antigua cultura después de la destrucción del imperio. La cultura neohitita supuso un puente importante entre la Edad de Bronce y la de Hierro, rescatando tradiciones hititas y al mismo tiempo generando animados centros de intercambio comercial para los mercaderes griegos de la Edad de Hierro. Así, el primitivo arte griego se vio enfrentado a los bajorrelieves y las estatuas hititas, y conocimientos acerca de la mitología y la religión orientales también fueron transmitidos a los griegos a través de los neohititas. Finalmente, las ciudades – estado de los neohititas fueron conquistadas y destruidas por los arameos y los asirios en el siglo VIII a.C.
El reino de Urartu fue fundado por un pueblo considerado descendiente de la raza hurriana originaria de Anatolia. Sus ciudades, incluida la capital Tushpa cerca del lago Van, estaban bien construidas, con ciudadelas amuralladas y complicados sistemas de túneles para escapar o sobrevivir cuando eran atacadas.
Hacia el oeste una nueva tribu de inmigrantes que alcanzaron cierta importancia en el siglo VIII a.C. sobre todo bajo el reinado de Midas, su rey más célebre, fueron los frigios. Su capital se encontraba en Gordión sobre una estratégica ruta comercial entre el este y el oeste, junto al rio Sangarius. (Hoy el Sakarya) El rey Midas, según la tradición griega, tenía una esposa griega y dedicó un trono en el santuario de Delfos. Su reino alcanzó el apogeo bajo su gobierno, alrededor del 725 a.C. pero cuando llegaron jinetes cimerios que saquearon e incendiaron Gordión, se cree que desesperado, se suicidó y el reino frigio llegó a un brusco final. El túmulo atribuido al rey Midas atestigua su poder: Mide casi 50m de altura y contenía una gran colección de objetos, incluidos tejidos y muebles ricamente tallados, llegados de lugares tan alejados como Urartu.
La costa suroeste estaba habitada por los licios. Su idioma y su cultura tenían un linaje local, lo que sugiere que se trataba de descendientes de luvianos nativos de Anatolia.
El país de los lidios era una zona interior del oeste de Anatolia y su capital se encontraba en Sardis, en el valle de Hermus.
Los persas y Alejandro
El poderío de los lidios se prolongó hasta el año 546 a.C. cuando Creso, su último rey, fue derrotado por el imperio Persa bajo el gobierno de Ciro. A lo largo del medio siglo siguiente, los persas sometieron las colonias griegas comerciales de la costa, además de toda la religión interior, dando fin a los últimos vestigios de autogobierno de Anatolia. Los sátrapas (dóciles títeres nativos) fueron instalados en diversas sedes de poder y obligados a pagar tributo al autollamado ‘Gran Rey’ de los Persas; lo que resultaba aún más irritante fue el hecho de que algunos aliados de los persas como los fenicios, fueron favorecidos a expensas de las ciudades griegas de Anatolia en su papel como intermediarios con Occidente. En el 499 a.C. la religión occidental de Anatolia se rebeló contra los persas pero la rebelión estaba destinada al fracaso y culminó con la batalla naval de la isla de Lade, cerca de Mileto.
Al principio está reducción del poderío Persa no fue particularmente útil para las ciudades de Asia Menor, pero con el paso del tiempo pudieron aprovechar la rivalidad en aumento entre Atenas y Esparta para obtener algo más de autonomía. A mediados del siglo IV a.C. habían surgido dinastías prácticamente independientes y entre éstas la más destacada era la del clan de los hecatómnides de Halicarnassus.
En la primavera del 334 a.C. un nuevo poder surgió en Macedonia y recorrió Asia Menor, personificado por Alejandro Magno. Después de atravesar los Dardanelos cerca de la actual Çanakkale, no tardó en derrotar a los persas en el cercano Granicus (hoy Biga). Después de pasar el invierno en Licia, Alejandro y su ejército avanzaron a través de Panfilia, tierra adentro hasta Gordión, dónde cortó el nudo gordiano con su espada y después cruzó las montañas de Toros (Taurus) para llegar a Cilicia, situado en la costa, decidido a atacar el interior de Persia más allá de Siria. Darío III esperó a Alejandro en Issus, (la moderna Dörtyol) pero fue derrotado por los macedonios.
Alejandro recorrió Persia hasta el valle del Indo, pero murió de unas fiebres en Babilonia durante el viaje de regreso en el 323 a.C. Después de su muerte, los generales de Alejandro se dividieron el amplio Imperio Anatolio: Lisimaco ocupó el oeste, mientras que Seleuco, al que sucedió Antioco, recibió la mayor parte del sureste de la península. El sucesor más importante de Lisimaco fue Filetaro que logró mantener intacto el tesoro de Pergamon y la convirtió en la más importante ciudad helenística de Asia Menor. Sin embargo, a finales del siglo II a.C. su heredero Atalo III, prácticamente invitó a los romanos a invadir Anatolia, ya que murió sin dejar hijos y los romanos heredaron el reino de Pergamon.